Cuando viajamos, es aconsejable viajar livianamente tomando solo lo esencial. Esto proporciona la ventaja de moverse más rápido entre destinos, ya que el viajar livianamente generalmente se traduce en menos equipaje y más livianos. Por el contrario, empacar más de lo necesario nos ralentizará. Lo mismo se aplica a nuestras vidas. Podemos empacar solo lo esencial y movernos sin trabas hacia las cosas que Dios ha puesto ante nosotros o cargamos un peso excesivo e innecesario que dificulta nuestro avance. Algunas de las cosas que nos pesan excesivamente son el enojo, la falta de perdón y el miedo.
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